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Segregación urbana

¿Cómo se crea la segregación y bajo qué modelos? ¿Cómo se mide, se localiza y se enfrenta? No normalizarla.

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El concepto, referente a la composición social del espacio (racial, edad, religión, socioeconómica) y su grado de homogeneidad o heterogeneidad (mezcla social), fue acuñado en el mundo anglosajón, en un contexto de ciudad dispersa con segregación a gran escala y con énfasis a las particularidades del gueto afroamericano, lugar de severas problemáticas sociales.

Esta situación condujo a la tesis de la mezcla socioespacial como remedio para diversos problemas sociales. América Latina con su realidad propia, nos obliga a repensar la postura anglosajona desde la desigualdad y pobreza múltiples y persistentes, que sugieren causas estructurales (sociales y económicas), más que problemas asociados al espacio urbano y la segregación. Frente a las zonas periféricas segregadas de vivienda social producida por el sector privado (municipios de Tecámac, Ixtapaluca, Zumpango), asociadas a la concentración de la pobreza y acceso limitado a bienes públicos (escuelas, centros de salud), la ciudad consolidada de microsegregación y cierto grado de mezcla social (Santa María la Ribera, Doctores), tampoco ofrece alternativas al combate de la pobreza y la desigualdad. La solución parece no estar en la disminución de la segregación, sino en la atención directa de las carencias de la población.

La forma en la que dos o más grupos sociales viven de manera separada el uno del otro, en partes distintas del territorio, sea urbano o rural, en donde generalmente los pobladores con mayores recursos económicos viven en las zonas mejor servidas y abastecidas, accesibles, integradas y equipadas, seguras; mientras que los más pobres se ubican en las zonas de mayor degradación con carencias de infraestructura, equipamiento, servicios públicos, seguridad y satisfactores en general.

La manifestación física de la segregación se refleja en diferencias de calidad urbana, patrones de urbanización, provisión de equipamientos de diversas escalas, calidad de la vivienda, dotación de áreas verdes y recreación, estándares de las redes de infraestructura y comunicaciones, así como de formas y medios de accesibilidad. Este tipo de segregación se refiere a una fragmentación del espacio urbano que, más que una simple jerarquización de la sociedad, refleja la desigualdad caracterizada por sectores privilegiados aislados y sectores pobres excluidos. La segregación socioeconómica en la ciudad está estrechamente vinculada con la naturaleza del mercado de suelo que, a su vez, se expresa en la distribución territorial del precio de la vivienda.

El concepto, referente a la composición social del espacio (racial, edad, religión, socioeconómica) y su grado de homogeneidad o heterogeneidad (mezcla social), fue acuñado en el mundo anglosajón, en un contexto de ciudad dispersa con segregación a gran escala y con énfasis a las particularidades del gueto afroamericano, lugar de severas problemáticas sociales.

Esta situación condujo a la tesis de la mezcla socioespacial como remedio para diversos problemas sociales. América Latina con su realidad propia, nos obliga a repensar la postura anglosajona desde la desigualdad y pobreza múltiples y persistentes, que sugieren causas estructurales (sociales y económicas), más que problemas asociados al espacio urbano y la segregación. Frente a las zonas periféricas segregadas de vivienda social producida por el sector privado (municipios de Tecámac, Ixtapaluca, Zumpango), asociadas a la concentración de la pobreza y acceso limitado a bienes públicos (escuelas, centros de salud), la ciudad consolidada de microsegregación y cierto grado de mezcla social (Santa María la Ribera, Doctores), tampoco ofrece alternativas al combate de la pobreza y la desigualdad. La solución parece no estar en la disminución de la segregación, sino en la atención directa de las carencias de la población.

La forma en la que dos o más grupos sociales viven de manera separada el uno del otro, en partes distintas del territorio, sea urbano o rural, en donde generalmente los pobladores con mayores recursos económicos viven en las zonas mejor servidas y abastecidas, accesibles, integradas y equipadas, seguras; mientras que los más pobres se ubican en las zonas de mayor degradación con carencias de infraestructura, equipamiento, servicios públicos, seguridad y satisfactores en general.

La manifestación física de la segregación se refleja en diferencias de calidad urbana, patrones de urbanización, provisión de equipamientos de diversas escalas, calidad de la vivienda, dotación de áreas verdes y recreación, estándares de las redes de infraestructura y comunicaciones, así como de formas y medios de accesibilidad. Este tipo de segregación se refiere a una fragmentación del espacio urbano que, más que una simple jerarquización de la sociedad, refleja la desigualdad caracterizada por sectores privilegiados aislados y sectores pobres excluidos. La segregación socioeconómica en la ciudad está estrechamente vinculada con la naturaleza del mercado de suelo que, a su vez, se expresa en la distribución territorial del precio de la vivienda.