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Antimonumentos

¿Qué representan los antimonumentos? ¿Qué nos hace recordar? ¿En qué se diferencian de los monumentos? ¿Quiénes los reclaman? ¿Dónde se ubican? ¿Desde cuándo existen en la Ciudad de México?

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Edith Kuri

2020

Los antimonumentos son representaciones sociales corporeizadas en el espacio público, construidas por organizaciones y movimientos sociales con el fin de visibilizar actos de violencia cometidos por el Estado y/o por grupos delictivos. Son marcas territoriales con una intencionalidad política, social, estética y simbólica —sensorial, emocional y axiológica— mediante las cuales se pretende enmarcar la injusticia. El prefijo "anti" revela una lógica diferente al de los monumentos —donde el Estado pretende grabar una historia oficial, de bronce, cerrando otras posibles interpretaciones sobre el pasado—.

Los antimonumentos son un tipo de memorial, una manifestación de resistencia en contra del olvido, el silencio y la indiferencia. Son una modalidad de (re)apropiación del espacio para honrar y dignificar la memoria de las víctimas; son una objetivación del dolor; una exigencia de justicia y verdad. Cuentan con el potencial para detonar empatía y solidaridad entre la ciudadanía. Asesinatos, desapariciones forzadas, feminicidios y secuestros han sido cristalizados en numerosos antimonumentos en diversos lugares de México, ante la grave crisis de seguridad y de derechos humanos imperantes. En Ciudad de México, algunos de los más notables se ubican en la avenida Juárez, Paseo de la Reforma y en el Zócalo. Son hitos memorísticos ante la impunidad lacerante.

Edith Kuri

2020

Los antimonumentos son representaciones sociales corporeizadas en el espacio público, construidas por organizaciones y movimientos sociales con el fin de visibilizar actos de violencia cometidos por el Estado y/o por grupos delictivos. Son marcas territoriales con una intencionalidad política, social, estética y simbólica —sensorial, emocional y axiológica— mediante las cuales se pretende enmarcar la injusticia. El prefijo "anti" revela una lógica diferente al de los monumentos —donde el Estado pretende grabar una historia oficial, de bronce, cerrando otras posibles interpretaciones sobre el pasado—.

Los antimonumentos son un tipo de memorial, una manifestación de resistencia en contra del olvido, el silencio y la indiferencia. Son una modalidad de (re)apropiación del espacio para honrar y dignificar la memoria de las víctimas; son una objetivación del dolor; una exigencia de justicia y verdad. Cuentan con el potencial para detonar empatía y solidaridad entre la ciudadanía. Asesinatos, desapariciones forzadas, feminicidios y secuestros han sido cristalizados en numerosos antimonumentos en diversos lugares de México, ante la grave crisis de seguridad y de derechos humanos imperantes. En Ciudad de México, algunos de los más notables se ubican en la avenida Juárez, Paseo de la Reforma y en el Zócalo. Son hitos memorísticos ante la impunidad lacerante.