¿Qué implicaciones urbanas tiene la cantidad de información que la misma ciudad genera? ¿Qué significa esta nueva era de los datos, de lo intangible, para lo cotidiano?
Los datos nos permiten medir y cuantificar la realidad observable y son una pieza fundamental para la planificación y la gestión de las ciudades. La era de la abundancia y la hiperdigitalización trajo, en el siglo XXI, la promesa de cómo la avalancha de sensores, GPS en los vehículos, smartphones, rastreando cada paso de la gente y las relaciones mediadas por internet, va a cambiar la forma en que comprendemos, construimos y organizamos las ciudades.
Pero además de lo que medimos, está lo que no medimos. Más allá de lo que observamos, están las personas, lugares y cosas que quedan sistemáticamente fuera del campo de visión. A veces de manera voluntaria, a veces involuntaria, pero casi siempre de forma conveniente para quien recoge las informaciones.
¿La ciudad hiperconectada de La Condesa que imagina el futuro y dicta la dirección de la toma decisiones, tiene en mente también las periferias negligenciadas o invisibles de Chimalhuacán? Los datos tienen el poder de revelar lo que se mide, pero depende de las elecciones sobre qué y cómo se mide, de cómo y para qué se usan. Cabe a nosotros la diferencia entre usar su potencia para reproducir patrones y desigualdades o para alimentar transformaciones.
Los datos nos permiten medir y cuantificar la realidad observable y son una pieza fundamental para la planificación y la gestión de las ciudades. La era de la abundancia y la hiperdigitalización trajo, en el siglo XXI, la promesa de cómo la avalancha de sensores, GPS en los vehículos, smartphones, rastreando cada paso de la gente y las relaciones mediadas por internet, va a cambiar la forma en que comprendemos, construimos y organizamos las ciudades.
Pero además de lo que medimos, está lo que no medimos. Más allá de lo que observamos, están las personas, lugares y cosas que quedan sistemáticamente fuera del campo de visión. A veces de manera voluntaria, a veces involuntaria, pero casi siempre de forma conveniente para quien recoge las informaciones.
¿La ciudad hiperconectada de La Condesa que imagina el futuro y dicta la dirección de la toma decisiones, tiene en mente también las periferias negligenciadas o invisibles de Chimalhuacán? Los datos tienen el poder de revelar lo que se mide, pero depende de las elecciones sobre qué y cómo se mide, de cómo y para qué se usan. Cabe a nosotros la diferencia entre usar su potencia para reproducir patrones y desigualdades o para alimentar transformaciones.