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Equidad de género

Brindar a las mujeres y a los hombres las mismas oportunidades, condiciones, y formas de habitabilidad en la ciudad. ¿Cómo se determina? ¿Por qué no es igual la calle, el acceso a la vivienda para una que para uno? ¿Quiénes tenemos que participar de este debate?  ¿Qué ciudad experimentamos las mujeres y por qué no es justa en términos de género?

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Siempre quiero subirme al metro de Ciudad de México en cualquiera de sus vagones. Me indigna que haya vagones rosas, que nos separen, que esa separación sea para procurarnos seguridad. El metro destina por ley, tres vagones para mujeres, niños menores de 12 años, y personas con discapacidad y/o de la tercera edad. Ciudad de México tiene un 52.55% de mujeres, y un 47.45% hombres. La división de vagones comienza a ser desproporcionada y esto sin considerar a las madres viajando con sus hijas e hijos o con algún familiar de la tercera edad.

Pero hablar de equidad de género en el transporte público, y en especial en el metro, va más allá de los 3 vagones del metro pintados de rosa. De acuerdo al plan del actual gobierno (2019-2024), los problemas de inseguridad y acoso provocan que las mujeres recurran al uso de taxis para traslados más seguros y rápidos. No sólo la infraestructura es insuficiente y poco equitativa sino que las mujeres terminan subsidiando las fallas del sistema para resolver sus traslados. La ciudad está en deuda en temas de equidad de género con su población de mujeres.

La equidad de género es una estrategia para alcanzar la real igualdad de las personas en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Es otorgar las mismas oportunidades, condiciones y trato, mediante medidas que, en lo que la sociedad deconstruye y reconstruye las percepciones y concepciones del deber ser, en colectivo se trabaja en el acceso a los derechos humanos y ciudadanos, garantizando la paulatina disminución y eventual desaparición de las desigualdades históricas que se han vivido por razón de sexo y/o género.

Una de las formas de conseguirla es a través del Derecho a la Ciudad. Para que el derecho a la ciudad sea un elemento transformador y herramienta de equidad es necesario el trabajo de las personas que la habitamos en conjunto con las autoridades, tanto de la ciudad como de nuestra alcaldía, para la generación de políticas públicas sobre las condiciones adecuadas, a fin de que todos tengan las mismas oportunidades en el acceso a espacios públicos, transporte, calidad del entorno habitable, seguridad, y que además esto se haga con perspectiva de género y con atención a las vulnerabilidades. Estas políticas deben estar respaldadas por las normas vigentes y si no existen, crearlas.

Se refiere a las condiciones de justicia que deben ser provistas a las mujeres —sin importar su raza o nivel socioeconómico— a partir de normativas, regulaciones, principios y ética en todos los aspectos de sus vidas, entendiendo al patriarcado como un sistema que históricamente ha generado desigualdad (lo masculino por encima de lo femenino). En algunas leyes y normativas se usa también el concepto "igualdad". Hablamos de igualdad o equidad como medidas para lograr la eliminación total de todas las formas de violencia contra las mujeres: discriminación, abuso sexual, acoso sexual, violación, feminicidio.

Aún hay mucho que hacer para lograr la equidad de género, desde el diseño, la planificación y la implementación, empezando por incluir la voz de las mujeres en todos los proyectos urbanos desde su concepción hasta su materialización.

La reivindicación de lo no existente, de lo arrebatado. Es un derecho humano transversal, que no llega, pero cuya finalidad se traduce en el acceso equitativo a todos los bienes y servicios que la ciudad ofrece.

A pesar de su transversalidad, y sugerencia, este derecho se encuentra lejano a la justicia, accesibilidad, igualdad, por lo que se construye sobre su inexistencia, sobre las desigualdades que actualmente dibujan el panorama en las calles, en el transporte público, y en diversos espacios urbanos donde la discriminación y violencia, específicamente hacia las mujeres es invisible.

En ese territorio urbano, las barreras existentes han visto cambiar los enfoques y las políticas públicas con el paso de los años, sin abordar las diversidades. Citando a Hannah Arendt, todos tenemos derechos a tener derechos; sin embargo, el acceso a esos derechos cambia dependiendo de la interseccionalidad urbana a la que se haga referencia. No confundir con la igualdad de género.

La periferia y el fracaso del desarrollismo impacta mucho en el tema de género. No es lo mismo cruzar un puente antipeatonal de una autopista urbana siendo un hombre que una mujer, ambos son vulnerables a un asalto, pero siendo mujer no sólo puedes ser asaltada, sino también sufrir una violación. Existe mucho acoso contra las mujeres en las calles y el transporte público. En donde hay más feminicidios son las periferias de la zona conurbada, con cuadras ciegas, ejes viales sin un buen transporte público, transporte inseguro, en donde mucha de la violencia se da en esos lugares hostiles, solos con transporte pirata. Es menos riesgoso cuando vives en zonas centrales, con acceso a transporte público central (metro), banquetas, parques, espacio público, zonas iluminadas, de uso mixto. Es decir, es un tema de equidad, de derecho a la ciudad en relación al género. Sería interesante pensar la ciudad a partir de cómo una mujer de 60 años, con falda que lleva a un niño podría pasar por esos espacios, entonces se empieza a pensar en las diferencias.

Siempre quiero subirme al metro de Ciudad de México en cualquiera de sus vagones. Me indigna que haya vagones rosas, que nos separen, que esa separación sea para procurarnos seguridad. El metro destina por ley, tres vagones para mujeres, niños menores de 12 años, y personas con discapacidad y/o de la tercera edad. Ciudad de México tiene un 52.55% de mujeres, y un 47.45% hombres. La división de vagones comienza a ser desproporcionada y esto sin considerar a las madres viajando con sus hijas e hijos o con algún familiar de la tercera edad.

Pero hablar de equidad de género en el transporte público, y en especial en el metro, va más allá de los 3 vagones del metro pintados de rosa. De acuerdo al plan del actual gobierno (2019-2024), los problemas de inseguridad y acoso provocan que las mujeres recurran al uso de taxis para traslados más seguros y rápidos. No sólo la infraestructura es insuficiente y poco equitativa sino que las mujeres terminan subsidiando las fallas del sistema para resolver sus traslados. La ciudad está en deuda en temas de equidad de género con su población de mujeres.

La equidad de género es una estrategia para alcanzar la real igualdad de las personas en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Es otorgar las mismas oportunidades, condiciones y trato, mediante medidas que, en lo que la sociedad deconstruye y reconstruye las percepciones y concepciones del deber ser, en colectivo se trabaja en el acceso a los derechos humanos y ciudadanos, garantizando la paulatina disminución y eventual desaparición de las desigualdades históricas que se han vivido por razón de sexo y/o género.

Una de las formas de conseguirla es a través del Derecho a la Ciudad. Para que el derecho a la ciudad sea un elemento transformador y herramienta de equidad es necesario el trabajo de las personas que la habitamos en conjunto con las autoridades, tanto de la ciudad como de nuestra alcaldía, para la generación de políticas públicas sobre las condiciones adecuadas, a fin de que todos tengan las mismas oportunidades en el acceso a espacios públicos, transporte, calidad del entorno habitable, seguridad, y que además esto se haga con perspectiva de género y con atención a las vulnerabilidades. Estas políticas deben estar respaldadas por las normas vigentes y si no existen, crearlas.

Se refiere a las condiciones de justicia que deben ser provistas a las mujeres —sin importar su raza o nivel socioeconómico— a partir de normativas, regulaciones, principios y ética en todos los aspectos de sus vidas, entendiendo al patriarcado como un sistema que históricamente ha generado desigualdad (lo masculino por encima de lo femenino). En algunas leyes y normativas se usa también el concepto "igualdad". Hablamos de igualdad o equidad como medidas para lograr la eliminación total de todas las formas de violencia contra las mujeres: discriminación, abuso sexual, acoso sexual, violación, feminicidio.

Aún hay mucho que hacer para lograr la equidad de género, desde el diseño, la planificación y la implementación, empezando por incluir la voz de las mujeres en todos los proyectos urbanos desde su concepción hasta su materialización.

La reivindicación de lo no existente, de lo arrebatado. Es un derecho humano transversal, que no llega, pero cuya finalidad se traduce en el acceso equitativo a todos los bienes y servicios que la ciudad ofrece.

A pesar de su transversalidad, y sugerencia, este derecho se encuentra lejano a la justicia, accesibilidad, igualdad, por lo que se construye sobre su inexistencia, sobre las desigualdades que actualmente dibujan el panorama en las calles, en el transporte público, y en diversos espacios urbanos donde la discriminación y violencia, específicamente hacia las mujeres es invisible.

En ese territorio urbano, las barreras existentes han visto cambiar los enfoques y las políticas públicas con el paso de los años, sin abordar las diversidades. Citando a Hannah Arendt, todos tenemos derechos a tener derechos; sin embargo, el acceso a esos derechos cambia dependiendo de la interseccionalidad urbana a la que se haga referencia. No confundir con la igualdad de género.

La periferia y el fracaso del desarrollismo impacta mucho en el tema de género. No es lo mismo cruzar un puente antipeatonal de una autopista urbana siendo un hombre que una mujer, ambos son vulnerables a un asalto, pero siendo mujer no sólo puedes ser asaltada, sino también sufrir una violación. Existe mucho acoso contra las mujeres en las calles y el transporte público. En donde hay más feminicidios son las periferias de la zona conurbada, con cuadras ciegas, ejes viales sin un buen transporte público, transporte inseguro, en donde mucha de la violencia se da en esos lugares hostiles, solos con transporte pirata. Es menos riesgoso cuando vives en zonas centrales, con acceso a transporte público central (metro), banquetas, parques, espacio público, zonas iluminadas, de uso mixto. Es decir, es un tema de equidad, de derecho a la ciudad en relación al género. Sería interesante pensar la ciudad a partir de cómo una mujer de 60 años, con falda que lleva a un niño podría pasar por esos espacios, entonces se empieza a pensar en las diferencias.