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Gestión urbana

¿Qué es la gestión urbana? ¿Cuál es el papel de los gestores urbanos en el quehacer inmobiliario o en la construcción doméstica de la ciudad? ¿Se puede construir sin ellos?

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La gestión urbana es un proceso regulado por la normatividad jurídica. Tiene por objeto definir los derechos y obligaciones recíprocos entre dos o más personas públicas o privadas para llevar a la realidad los planes de desarrollo urbano, además de contemplar la definición del uso del suelo, y las acciones, proyectos, obras o inversiones sobre un territorio delimitado. Puede ser conducida por la autoridad, por particulares, o bien bajo esquemas de participación conjunta público- privada.

El proceso de ejecución de los planes urbanos ha sido una materia relegada y despreciada por las políticas públicas y es frecuentemente descalificada por organizaciones vecinales por considerar que sus acuerdos son poco transparentes y de corrupción. Una buena práctica es la definición de regulaciones claras y la creación de instituciones sólidas que se hagan cargo de los procesos de gestión urbana permitiendo aprovechar la participación conjunta de los sectores público y privado para la ejecución de proyectos de beneficio e interés públicos.

El conjunto de instrumentos, acciones e iniciativas técnicas y jurídicas que desarrollan y materializan las disposiciones establecidas por los instrumentos de planeación urbano-territorial, con el fin de promover la adecuada ocupación, aprovechamiento y el uso del suelo urbano. Se pueden distinguir actuaciones aisladas, que han sido la práctica común en Ciudad de México. Así como actuaciones "integradas" o "complejas" que implican la participación de diversos actores (gobierno, propietarios, inversionistas, población en general) en un territorio más amplio, sobre las cuales existen ejemplos como los sistemas y polígonos de actuación, los cuales permiten relocalizar usos del suelo, intensidades de construcción y densidad bajo diversas reglas, mismos que en la práctica han tenido resultados mixtos ya que si bien su aplicación han permitido generar recursos para mejoras urbanas, en muchos casos presentan problemas de operación y críticas por diversos grupos sociales. Uno de los principales retos es avanzar en la noción de gestión urbana incorporando nuevos instrumentos como la cesión onerosa de derechos de edificación y el reparcelamiento [reajuste parcelario] para lograr una repartición equitativa de cargas y beneficios del desarrollo urbano por medio de actuaciones integrales e incluyentes.

La gestión urbana es un proceso regulado por la normatividad jurídica. Tiene por objeto definir los derechos y obligaciones recíprocos entre dos o más personas públicas o privadas para llevar a la realidad los planes de desarrollo urbano, además de contemplar la definición del uso del suelo, y las acciones, proyectos, obras o inversiones sobre un territorio delimitado. Puede ser conducida por la autoridad, por particulares, o bien bajo esquemas de participación conjunta público- privada.

El proceso de ejecución de los planes urbanos ha sido una materia relegada y despreciada por las políticas públicas y es frecuentemente descalificada por organizaciones vecinales por considerar que sus acuerdos son poco transparentes y de corrupción. Una buena práctica es la definición de regulaciones claras y la creación de instituciones sólidas que se hagan cargo de los procesos de gestión urbana permitiendo aprovechar la participación conjunta de los sectores público y privado para la ejecución de proyectos de beneficio e interés públicos.

El conjunto de instrumentos, acciones e iniciativas técnicas y jurídicas que desarrollan y materializan las disposiciones establecidas por los instrumentos de planeación urbano-territorial, con el fin de promover la adecuada ocupación, aprovechamiento y el uso del suelo urbano. Se pueden distinguir actuaciones aisladas, que han sido la práctica común en Ciudad de México. Así como actuaciones "integradas" o "complejas" que implican la participación de diversos actores (gobierno, propietarios, inversionistas, población en general) en un territorio más amplio, sobre las cuales existen ejemplos como los sistemas y polígonos de actuación, los cuales permiten relocalizar usos del suelo, intensidades de construcción y densidad bajo diversas reglas, mismos que en la práctica han tenido resultados mixtos ya que si bien su aplicación han permitido generar recursos para mejoras urbanas, en muchos casos presentan problemas de operación y críticas por diversos grupos sociales. Uno de los principales retos es avanzar en la noción de gestión urbana incorporando nuevos instrumentos como la cesión onerosa de derechos de edificación y el reparcelamiento [reajuste parcelario] para lograr una repartición equitativa de cargas y beneficios del desarrollo urbano por medio de actuaciones integrales e incluyentes.