A

B

C

D

M

X

Y

Z

ABCDMXYZ

V

Vecinocracia

¿Cómo surge y a que se refiere esta actitud de los ciudadanos frente a proyectos o políticas urbanas? ¿Por qué ocupan un papel importante en la discusión? ¿Cómo abrir el diálogo con estas personas?

  • podcast

  • texto

  • entrevista

  • referencia

Dícese de aquel vecino desconfiado, indignado y rijoso que hace uso de su micro-poder en cuanto encuentra audiencia. Su primer foro es el ya conocido chat del edificio que, en la mayoría de los casos, se tornó en un ring de acusaciones, señalamientos y humillaciones; no cabe la auto-regulación o moderación a riesgo de salir más raspado. El chat vecinal se vuelve el reflejo del comportamiento social, la poca tolerancia de convivencia y la indignación férrea como bandera.

Esa misma intolerancia se extrapola al siguiente perímetro: la manzana o la colonia, y de igual manera busca las voces de más vecinos discordantes que se sumen a las demandas para resarcir algún daño físico, moral, social y/o potencial objeto de la ira del momento. Pero el chat ya no es suficiente, el apetito buscará nuevos foros, el de audiencia inmediata, el del público ávido de trifulca y así buscará evidenciar, denunciar y en ocasiones difamar a través de las redes sociales.

Anónimo

2020

Grupúsculo social partidarios de la disputa por la ciudad.

El término se ha utilizado para definir a una determinada élite vociferante entre los distintos colectivos sociales que participan en la disputa de la ciudad, caracterizados tanto por su posición irreflexiva como argumentativa de intereses particulares o de grupo generalmente alienadas a grupos de poder y en consecuencia distantes de las demandas del conjunto social.

Vecinocracia es un calificativo de nuevo cuño utilizado para tratar de definir a quienes han utilizado su posición o habilidades individuales para erigirse como líderes o representantes —generalmente en términos mediáticos y/o políticos de demandas o causas sociales de orden urbano territorial—.

En consecuencia, no se trata de un término que sea asumido fácilmente por quienes lo representan, tal y como sucede con otros calificativos como pueden ser los tecnócratas, la comentocracia, el charrismo sindical, el periodismo chayotero o la derecha católica. Se asume, en todo caso, desde una posición de radicalismo reivindicante.

Dícese de aquel vecino desconfiado, indignado y rijoso que hace uso de su micro-poder en cuanto encuentra audiencia. Su primer foro es el ya conocido chat del edificio que, en la mayoría de los casos, se tornó en un ring de acusaciones, señalamientos y humillaciones; no cabe la auto-regulación o moderación a riesgo de salir más raspado. El chat vecinal se vuelve el reflejo del comportamiento social, la poca tolerancia de convivencia y la indignación férrea como bandera.

Esa misma intolerancia se extrapola al siguiente perímetro: la manzana o la colonia, y de igual manera busca las voces de más vecinos discordantes que se sumen a las demandas para resarcir algún daño físico, moral, social y/o potencial objeto de la ira del momento. Pero el chat ya no es suficiente, el apetito buscará nuevos foros, el de audiencia inmediata, el del público ávido de trifulca y así buscará evidenciar, denunciar y en ocasiones difamar a través de las redes sociales.

Anónimo

2020

Grupúsculo social partidarios de la disputa por la ciudad.

El término se ha utilizado para definir a una determinada élite vociferante entre los distintos colectivos sociales que participan en la disputa de la ciudad, caracterizados tanto por su posición irreflexiva como argumentativa de intereses particulares o de grupo generalmente alienadas a grupos de poder y en consecuencia distantes de las demandas del conjunto social.

Vecinocracia es un calificativo de nuevo cuño utilizado para tratar de definir a quienes han utilizado su posición o habilidades individuales para erigirse como líderes o representantes —generalmente en términos mediáticos y/o políticos de demandas o causas sociales de orden urbano territorial—.

En consecuencia, no se trata de un término que sea asumido fácilmente por quienes lo representan, tal y como sucede con otros calificativos como pueden ser los tecnócratas, la comentocracia, el charrismo sindical, el periodismo chayotero o la derecha católica. Se asume, en todo caso, desde una posición de radicalismo reivindicante.