¿Cuáles son los grados de vulnerabilidad a los que nos enfrentamos como humanidad en esta capital? ¿Cuáles son los nuevos retos que surgen en esta nueva era antropogénica, de sobresaturación de datos, y de reciente efectos pandémicos? ¿Cómo superamos y aprendemos de nuestras vulnerabilidades?
La vulnerabilidad es la variable que, junto con un peligro o amenaza, define un grado de riesgo. Se entiende como el nivel de susceptibilidad que tiene una infraestructura física o una afectación social. En el caso de las infraestructuras, cada una tiene un modo de falla diferente en función de su sistema constructivo, o de los materiales con los que está hecha, por ejemplo, ante la presencia de un viento de 60 km/h en dos casas cercanas, una de madera y otra de concreto, la vulnerabilidad de la casita de madera es mayor que la de la casa de concreto armado. En este caso cada casa tiene su propia función de vulnerabilidad ante la presencia de vientos. Por otro lado, ante una lluvia intensa que genera, por ejemplo, un escurrimiento establecido de 20 cm de profundidad de agua y una velocidad de 1 m/s en una calle que se debe cruzar, lo cual representa un peligro, es más vulnerable al cruzarla un niño de cuatro años que un adulto sano de 30 años. Con ello se aprecia que igualmente cada persona tiene asociada una función de vulnerabilidad ante cierto peligro. El producto de ambas variables da lugar al riesgo.
La vulnerabilidad es la variable que, junto con un peligro o amenaza, define un grado de riesgo. Se entiende como el nivel de susceptibilidad que tiene una infraestructura física o una afectación social. En el caso de las infraestructuras, cada una tiene un modo de falla diferente en función de su sistema constructivo, o de los materiales con los que está hecha, por ejemplo, ante la presencia de un viento de 60 km/h en dos casas cercanas, una de madera y otra de concreto, la vulnerabilidad de la casita de madera es mayor que la de la casa de concreto armado. En este caso cada casa tiene su propia función de vulnerabilidad ante la presencia de vientos. Por otro lado, ante una lluvia intensa que genera, por ejemplo, un escurrimiento establecido de 20 cm de profundidad de agua y una velocidad de 1 m/s en una calle que se debe cruzar, lo cual representa un peligro, es más vulnerable al cruzarla un niño de cuatro años que un adulto sano de 30 años. Con ello se aprecia que igualmente cada persona tiene asociada una función de vulnerabilidad ante cierto peligro. El producto de ambas variables da lugar al riesgo.