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Temporalidad

¿Cuáles son los elementos y situaciones que hablan de la transición y la fugacidad de la vida urbana? ¿Cómo pensar la ciudad desde su tiempo y su mutación?

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Lo conveniente de lo eterno, que hace oportuno lo finito: un sinsentido. Se dice que la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Es así que todo llega a ser, por un periodo, hasta que cambia. La ciudad se sabe temporal y vive bajo la cualidad y concepto de fugacidad. Quienes vivimos en la urbe, nos fascina el tiempo y, aunque es un aspecto intrínseco a nosotros, parece que vivimos contra él. Debemos intentar ir con él, dejarnos llevar ante su indefinición: destructora del artificio y de lo ideal. Todo es relativo. Al estar compuestos por capas, desde historias y memorias no lineales, hasta ambigüedades —a modo de un palimpsesto inacabable—, la temporalidad nos arropa como una forma del tiempo que nos permite observar el cambio y la permanencia, para cuestionar nuestra propia duración. Al final, moriremos. Estamos en una cápsula de la temporalidad: una ruina en construcción, un monumento a lo que permanece. Seres indeterminados y fragmentados, de historias añejadas. Somos un claro ejemplo de la frágil huella del tiempo. La temporalidad de la ciudad.

Lo conveniente de lo eterno, que hace oportuno lo finito: un sinsentido. Se dice que la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Es así que todo llega a ser, por un periodo, hasta que cambia. La ciudad se sabe temporal y vive bajo la cualidad y concepto de fugacidad. Quienes vivimos en la urbe, nos fascina el tiempo y, aunque es un aspecto intrínseco a nosotros, parece que vivimos contra él. Debemos intentar ir con él, dejarnos llevar ante su indefinición: destructora del artificio y de lo ideal. Todo es relativo. Al estar compuestos por capas, desde historias y memorias no lineales, hasta ambigüedades —a modo de un palimpsesto inacabable—, la temporalidad nos arropa como una forma del tiempo que nos permite observar el cambio y la permanencia, para cuestionar nuestra propia duración. Al final, moriremos. Estamos en una cápsula de la temporalidad: una ruina en construcción, un monumento a lo que permanece. Seres indeterminados y fragmentados, de historias añejadas. Somos un claro ejemplo de la frágil huella del tiempo. La temporalidad de la ciudad.