¿Cómo pensar la ciudad desde su tiempo, a partir del tiempo que pasamos en ella, a partir del tiempo que tarda en transformarse estructuralmente o cotidianamente? ¿Cómo se mide este elemento tan concreto pero intangible físicamente?
El tiempo es una especie de moneda de cambio que usamos para movernos. Es un tributo a la distancia que no disminuye con la tecnología: a mayor velocidad, más distancia recorrida. El tiempo no es igual para todos. Como todo elemento valioso, se puede comprar y hay un mercado para ello. Los que viven cerca de sus destinos pueden pagar el suelo caro, y los que viven lejos pueden pagar autos que los transportan por autopistas construidas casi siempre con recursos públicos. El tiempo de los que pueden pagarlo vale más que el de los demás.
Pero hay una paradoja relativa al tiempo. Conforme tenemos acceso a tecnología que permite desplazarnos cada vez más rápido, nos alejamos en la misma proporción de nuestros destinos. Pero además esa misma tecnología que nos salvaría, nos somete al hacernos adictos a ella. Liberarnos de este círculo vicioso de velocidad y distancia requiere recordar que las ciudades no deberían ir más rápido que las bicicletas
El tiempo es una especie de moneda de cambio que usamos para movernos. Es un tributo a la distancia que no disminuye con la tecnología: a mayor velocidad, más distancia recorrida. El tiempo no es igual para todos. Como todo elemento valioso, se puede comprar y hay un mercado para ello. Los que viven cerca de sus destinos pueden pagar el suelo caro, y los que viven lejos pueden pagar autos que los transportan por autopistas construidas casi siempre con recursos públicos. El tiempo de los que pueden pagarlo vale más que el de los demás.
Pero hay una paradoja relativa al tiempo. Conforme tenemos acceso a tecnología que permite desplazarnos cada vez más rápido, nos alejamos en la misma proporción de nuestros destinos. Pero además esa misma tecnología que nos salvaría, nos somete al hacernos adictos a ella. Liberarnos de este círculo vicioso de velocidad y distancia requiere recordar que las ciudades no deberían ir más rápido que las bicicletas